Una de las frases que se escuchan hoy en día entre los padres es, "no sé qué les pasa a los niños. Ahora salen más vivos que nunca". En definitiva, para mi concepto, no es algo que sea cuestión de antes y después, simplemente hay niños que son más inquietos que otros, así como hay niños que quizás no reciben la mejor orientación.
En la secundaria es muy común ver a algunos niños molestar a sus compañeros. Aunque en comparación con otros países, siento que no hemos llegado a niveles extremos en los que las humillaciones tienden a ser tan crueles, que pueden provocar problemas psicológicos al niño que es molestado. Sin embargo, hace un mes hice una visita a un colegio y noté que había un grupo de 13 estudiantes que estaban entrando y saliendo del baño. La escena me llamó tanto la atención que decidí acercarme, pero de una manera en la que ellos no sospecharan que los estaba vigilando. Al parecer, un compañero tenía fuertes dolores estomacales y no aguantó las ganas de ir al servicio. Los demás amiguitos, al notar la demora, se dispusieron a entrar al lugar y corrieron la voz a otros estudiantes que fueron a burlarse del niño. Lo peor de todo es que las niñas entraban y salían muertas de la risa, una de ellas tomó la iniciativa y entró al baño y le tomó la foto al afectado. Contenta por su gran hazaña, le muestra la foto a sus compañeros, quienes la alaban por cumplir la "memorable misión". De pronto dice: "esto va para el Facebook". Molesta, llamo a un profesor y le cuento lo ocurrido; él, bastante apenado, se lleva a los implicados que le echan toda la culpa a la niña que tomó la foto. Un rato después sale el niño llorando y es llevado por el docente al Salón de Orientación. ¿Qué está pasando? Qué ganaban esos estudiantes al humillar de esa manera al compañero. ¿Acaso ellos no defecan o es que están tapados? Uno de los autores principales era impresionante, lloraba diciendo que su amigo fue humillado, pero él fue el que llamó a los demás para que lo vieran.
Hay una línea delgada que separa el relajo del molestar, el molestar de la humillación y la humillación de la crueldad. Es deber de los padres de familia velar porque sus hijos no se pasen.