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ENTRE NOS
Dolor de cabeza

Elizabeth Muñoz de Lao | DIAaDIA

¿Le ha tocado alguna vez contratar los servicios de un plomero, un albañil, un ebanista o un electricista? ¡Ojalá que no! De lo contrario, estoy segura de que se ha ganado un buen dolor de cabeza, con presión alta incluida.

Piénselo. ¿Le parece familiar que usted haya mandado a confeccionar un mueble de cocina y haya abonado el 50% después de que el ebanista le haya prometido que el próximo fin de semana tendría su mueble instalado, y al final, ni plata ni mueble?

¿Le ha tocado contratar a un plomero para que le arregle su fregador, le ha hecho comprar un montón de materiales y luego le instala las tuberías tan mal que por poco se las pasa por el centro de la sala, el comedor y la cocina?

Si su respuesta es sí, le aseguro que usted no es la única persona que ha sido víctima de más de cuatro irresponsables que dejan muy mal parados al resto de estos técnicos que sí cuida su imagen, la plata ajena y su reputación.

Aclaro, no son todos los que hacen estas "gracias". Hay muchos responsables, sin embargo, la tónica es que ya hay que pensarlo dos veces antes de hacer este tipo de trabajos en las casas.

Conozco de algunos casos en que personas muy serias han contratado a algunos de estos técnicos y han terminado en las corregidurías peleando su plata abonada. Pero la verdad es que no hay quién le ponga el cascabel al gato. Ya es tiempo de que las juntas técnicas o los organismos encargados de adjudicar las idoneidades de estos "pseudo técnicos", hagan su trabajo, porque están perjudicando a gente decente que ahorra su dinero a punta de esfuerzo para mejorar sus viviendas y terminan pagando el doble y hasta el triple hasta encontrar un plomero, albañil, electricista o ebanista que no sea juega vivo y respete su profesión, a sus clientes y a él mismo.





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