La hora cero se acerca.
Sólo faltan dos días para que la gran fiesta del fútbol mundial se inicie, y la ansiedad desde ya comienza a apoderarse de los equipos, pero sobre todo de los dos encargados de poner a rodar el balón este viernes.
Costa Rica y Alemania tratan, en lo posible, de corregir los mínimos detalles, afinan sus punterías, examinan a sus rivales, escogen su indumentaria, toman tiempo para descansar y relajarse, pero también evalúan las condiciones de cada uno de los jugadores.
En este sentido, el técnico del elenco costarricense, Alexandre Guimaraes, concedió descanso a sus jugadores en la mañana de ayer y sólo entrenaron en la tarde en los campos del Walldorf Astoria.
La delegación costarricense partirá hoy en tren desde Walldorf hacia Múnich, y mañana prevé efectuar el reconocimiento del terreno en el Estadio Allianz Arena.
El conjunto que dirige Alexandre Guimaraes, regresará a Walldorf el viernes, inmediatamente después de que finalice el encuentro inaugural del Mundial de Alemania 2006.
En el once centroamericano hay dos lesionados, mientras que los anfitriones alemanes no dejan de preocuparse por el estado de su principal figura: el atacante Michael Ballack.
El artillero ayer se entrenó en el gimnasio con el resto de sus compañeros pero, pese a la llamada a la calma de él y del cuerpo técnico, parece evidente que su lesión en el gemelo derecho sigue intranquilizando.
El cuadro germano ya empezó a tomar bajo la lupa a Costa Rica con sesiones de vídeo, o más precisamente de DVD, individuales y colectivas e, incluso, con una breve introducción a la cultura y a la mentalidad del país que fue más allá de lo, estrictamente, futbolístico.
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