Una noche, a las 11: 30 p.m., una mujer afro-americana, de edad avanzada, estaba parada en el acotamiento de una autopista de Alabama, tratando de soportar una fuerte tormenta.
Su carro se había descompuesto y ella necesitaba, desesperadamente, que la llevaran.
Toda mojada, ella decidió detener el próximo carro.
Un joven blanco se detuvo a ayudarla, a pesar de todos los conflictos que habían ocurrido durante los '60.
El joven la llevó a un lugar seguro, la ayudó a obtener asistencia y la puso en un taxi. Ella parecía estar bastante apurada.
Anotó la dirección del joven, le agradeció y se fue.
Siete días pasaron, cuando tocaron la puerta de su casa. Para su sorpresa, un televisor pantalla gigante en color, le fue entregado por correo a su casa. Tenía una nota especial adjunta al paquete.
Ésta decía: Muchísimas gracias por ayudarme en la autopista la otra noche.
La lluvia anegó no sólo mi ropa, sino mi espíritu. Entonces, apareció usted. Gracias a usted, pude llegar al lado de la cama de mi marido agonizante, justo antes de que muriera. Dios lo bendiga por ayudarme y por servir a otros desinteresadamente.
Sinceramente, la señora de Nat King Cole.
Ayudar sin esperar recibir nada a cambio, siempre hará la diferencia. Quienes sólo por amor, caridad o entrega ayudan a sus semejantes, siempre serán vistos como ángeles, ya tienen el reino de Dios alcanzado.
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