Yariela estará en sus corazones


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Fue aquí donde ocurrió el hecho. Yariela esperaba que su hermana mayor saliera de la casa para ir al río a lavar.

Foto: EVERGTON LEMON

  • Yariela estará en sus corazones

    Fue aquí donde ocurrió el hecho. Yariela esperaba que su hermana mayor saliera de la casa para ir al río a lavar.

    Foto: EVERGTON LEMON

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    Foto: EVERGTON LEMON

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Carolina Sánchez P. - DIAaDIA

No tuvo oportunidad de volverla a abrazar. Diana Monroy estaba ayer sentaba en una hamaca, cabizbaja, tratando de hacer fuerzas al triste destino de su hija más pequeña Yariela Masiel Salazar Monroy, de nueve años, quien el martes falleció al recibir una descarga eléctrica de un rayo.

¿Qué ocurrió?

La tarde del martes, la niña estuvo visitando a uno de sus familiares en la comunidad de Quebrada Grande en Darién y regresó a la casa de su segunda hermana mayor con quien vivía, para ir juntas al río y lavar ropa. La niña la esperaba en la entrada del patio.

A pesar de que estaba nublado el día y tronaba, no llovía, pero repentinamente, Yariela tocó un alambre de púa que cercaba la vivienda y recibió una descarga que hizo que cayera al suelo y golpeara su cabeza con un tronco.

La niña falleció inmediatamente en la entrada de la casa, mientras la hermana mayor lloraba desesperada al ver su cuerpo sin vida.

Tristeza

Desde hace tres años, los padres de la menor de edad decidieron que ella se mudara al sector de Quebrada Grande junto a la segunda hermana mayor, porque la escuela le quedaba cerca, ya que en la comunidad de Río Congo, donde vivía junto a sus padres, la escuela estaba distante y el transporte en lancha era peligroso y muy caro. “Para su mayor comodidad, decidimos que se fuera a vivir con una de sus hermanas mayores”, dijo la madre.

Uno de los deseos de Diana era, en estas vacaciones de medio año, ver a su bebé, pues desde hacía tres meses no la veía debido a la distancia, y solo se comunicaban por celular y por cartas que ambas se enviaban. En estas, Diana le escribía a Yariela que la amaba, que la extrañaba, y que se sentía sola. “Mi hija era mi compañera, pero yo también quería que ella estudiara y tuviera una vida mejor que la de nosotros”, aseguró, mientras se ahogaba en llanto.

Ahora, Diana está destrozada, pues solo le quedará ver el cadáver de Yariela, quien podría ser sepultada en la comunidad de Playa Chuzo.

Destrozadas

Los llantos y los gritos de las dos hermanas mayores empañaron la tranquilidad de la comunidad. De una vez la noticia les llegó a los padres, quienes salieron a las 6:00 p.m. de Río Congo para ver qué ocurría, pero el trayecto les tomó horas y fue a las 2:00 a.m. de ayer cuando llegaron y se enteraron de la terrible tragedia.

Al momento del incidente, junto a la niña estaban otras dos. Una de ellas le tenía puesta la mano en el hombro a Yariela, por lo que le pasó la corriente, y por horas su brazo quedó adormecido. Se conoció que está mejor.

Ayer, el padre de la menor de edad, Enrique Salazar, estuvo en la morgue de Chepo haciendo las diligencias para el sepelio.

La vida para esta familia no será igual, pues ella era la alegría de las casas de ese sector. Su madre la describió como una niña trabajadora, que siempre quería ayudar a los demás.

 
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