El pintar las uñas regularmente hace que éstas se pongan amarillas, y por más que tratemos de solucionar el problema, la verdad es que acabamos volviéndolas a pintar para ocultar ese desagradable color.
Lo mejor para acabar con este problema es quitar el esmalte y pasar sobre ellas un trozo de limón. Déjelas unos minutos con el jugo del limón y retire con agua. Listo, adiós a las uñas amarillas.
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