La odisea de las mujeres göbes buglés
Su partera estuvo con Jacinta todo el tiempo.

Diamar Díaz Nieto | DIAaDIA
La distancia, la falta de recursos y la ignorancia son los principales enemigos de las mujeres embarazadas ngöbes buglés en el área de Bocas del Toro.

Kankintú es el sitio adonde las aguas del río Cricamola trasladan a las embarazadas de alto riesgo, sobre todo cuando las parteras no pueden llevar a feliz término el alumbramiento.

EMBARAZO EN LA MONTAñA

El reloj marcaba las 10:00 p.m. cuando llegó Jacinta Becker en una de las pequeñas canoas, acompañada por dos parteras y su esposo Timoteo Binns, después de varias horas de viaje, desde Bisira.

Trasladada por las oscuras calles de Kankintú en una camilla, esta señora presentaba el útero flácido, debido a ocho partos que llevaba hasta esa fecha.

"Doctor Gantes, ella no se hizo ningún chequeo", indicó Aurelia, partera capacitada por los médicos y por el proyecto Fortuna, para efectuar esta labor.

Relató un poco contrariada que por más que le dijeron a la paciente que fuera a hacerse los controles, hizo caso omiso a los consejos.

Aurelia, además, dijo que unas semanas antes otro de los hijos de la embarazada murió a causa de una fuerte diarrea y desnutrición.

La angustia era evidente en el rostro de la afectada, eran tres los días que el dolor la dominaba y, por más que quería, los pujos no llegaban con la suficiente fuerza.

César Gantes, director médico de la región de Kankintú, le indicaba a la enfermera y a la partera que la auxiliaran empujándole su vientre para facilitarle la ardua tarea. "Meri, (mujer en lengua ngöbe) lo estás haciendo bien, ayúdate y trata de pujar", le recalcaba Gantes. Acompañado a estas reconfortantes palabras, se asomaba la cabecita de la nueva criatura.

Unos minutos después, un varoncito lanzaba sus primeros llantos, que lo declaraban como un niño sano, por lo que el último paso fue colocarle el nombre del bebé, ya con el consentimiento del padre.

CANOAS PARA TRANSPORTARSE

César Gantes, director regional de Kankintú, relató que las mujeres utilizan las canoas para transportarse cuando deben dar a luz.

En muchas ocasiones les ha tocado partear en medio del mar o en el río, por lo avanzado del alumbramiento.

Precisó que cuando estas mujeres van al centro de Salud de Kankintú o de Bisira es porque presentan un parto riesgoso, puesto que las parteras que han sido capacitadas atienden estas emergencias; no obstante, si deben hacerles cesárea viajan hasta Changuinola, como fue el caso de una joven de 16 años que por su temprana edad, su vagina no estaba preparada para el nacimiento de un niño y, aunque sentía dolores, la criatura no podía salir producto de la estrechez.

Precisó que en el Centro de Salud también se encontraba recluida una chica de 22 años que no presentaba dolores, por lo que se le estaba induciendo el parto, puesto que ya se pasaba de las semanas reglamentarias.

En estos momentos, dos motores se encuentran dañados para realizar los traslados, pero aclaró que se espera que a finales de esta semana los arreglen, pues estos botes son el salvoconducto que separa a estas mujeres y sus hijos de la delgada línea de la vida o de la muerte.

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