Entre un grupo de jóvenes que lo que busca es un mejor futuro y alejarse de la delincuencia y de las drogas, se encuentra Abel Alvarado.

Desde Parque Lefevre llega a la Gran Estación de San Miguelito, a las 9: 00 a.m. para empezar su faena en Big Fashion, que es la barbería donde trabaja. Ahí está para complacer a chicos y grandes en lo que más le gusta hacer y en lo que se destaca: cortar cabello.

Para Abel, este trabajo es un don que Dios le dio para que no estuviera en malos pasos ni haciendo malas cosas y así poder llevar un sustento diario a su hogar.

El amor por el arte es lo que lo ha inspirado para aprender a cortar cabello, puesto que tiene más o menos diez años de estar ejerciendo esta profesión de barbero, que antes no sabía y no le daba importancia alguna, pero cuando aprendió le puso gran interés y empeño. Ahora Abel la ha tomado en serio, puesto que ha visto que es una manera de ganar dinero y de mejorar su calidad de vida.

Por lo general, los cortes que más hace son los pulidos, doble tono, cortes normales y también los que son con pifias como el abanico, la telaraña, entre otros. Por lo regular, los últimos cortes son solicitados para tiempo de carnavales, vacaciones y navidad. Todos estos modelos los saca de una revista que tiene en la barbería, pero si el cliente le lleva el modelo que desea, allí están para complacer.

El corte normal para niños está entre B/.2.50; para los adultos, si lo desean completo que incluye la barba, es de B/.5.00; cuando piden cortes con diseños se cobra B/.15.00 o más, dependiendo de lo que se haga.

Entre ellos no hay tristeza, el ambiente de trabajo es alegre; entre risas, vacilones y relajos atienden a sus clientes y les transmiten esa energía que ellos tienen.

Muchos son los que llegan a este rinconcito para buscar los servicios que prestan estos cinco jóvenes.

SU SUEñO

Su mayor deseo es tener su propio negocio, una empresa propia, pero que no tenga que ver con la barbería.