Austria y Croacia inician hoy su participación en la Eurocopa en un partido que, sobre todo para los locales, se plantea como decisivo a la hora de marcar la posibilidades de éxito en la competición.
Los alpinos se enfrentan al difícil reto de ofrecer un buen papel como anfitriones, sobre todo, tras una fase de preparación que ha arrojado un pobre resultado deportivo, con sólo dos victorias (Costa de Marfil y Malta) en 15 partidos.
El equipo austríaco ha sido capaz en los últimos meses de poner momentáneamente contra las cuerdas a combinados tan potentes como Holanda y Alemania, aunque los alpinos tienden a deshincharse tras la primera parte de los encuentros.
Por su parte, Croacia llega a la Eurocopa sin su estrella, el delantero del Arsenal de origen brasileño Eduardo da Silva, baja por lesión, y que ha dejado al combinado balcánico huérfano de goles en sus últimos encuentros.
Tras su soberbia actuación en la fase eliminatoria, en la que apearon del torneo a Inglaterra, el juego de los balcánicos ha bajado sustancialmente desde el pasado febrero.
De ahí que la actitud sumamente optimista frente a la Eurocopa ha cedido paso a la preocupación y recelos, en la afición y en los medios.
Para su encuentro inaugural en la competición continental, el entrenador Slaven Bilic dispone de un potente centro del campo, con los virtuosos Luka Modric y Niko Kranjcar así como los todoterrenos Kovac, Ognjen Vukojevic o Jerko Leko.
EXPERIMENTADOS
La defensa de Croacia presenta a nombres ilustres como los de Robert Kovac y Joe Simunic, veteranos curtidos en la Bundesliga, y el prodigioso Vedran Corluka, ya una estrella reconocida en Inglaterra.