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No dudó en sacrificarse
Hoy continuarán con la búsqueda, que fue suspendida anoche a las 7:00 p.m., según Senafront.(Fotos: ODALIS OROZCO/CORTESÍA )

Odalis Orozco | DIAaDIA

Misionero de corazón. El pasado jueves llegué al aeropuerto de Piña, algo desorientada, porque no conocía ninguna de las caras allí, pero un hombre moreno y alto con un rostro amable y una gran sonrisa me preguntó: "¿Es usted la señora Odalis?". Yo respondí que sí.

Él no dudó en recoger mis maletas, pero también estuvo atento a otro pasajero, un hombre mayor y muy enfermo que el Servicio Jesuita a Refugiados (SJR) había trasladado a la capital para que recibiera atención médica.

Se trata de Avid Alvarado, uno de los pasajeros que viajaba en la nave que las turbulentas aguas de La Boca de Jaqué se tragó en el día de ayer. Aún están en su búsqueda.

Escuchar el nombre de él y saber que estaba desaparecido quebró mi alma y rompí en llanto. En los pocos días de conocer a Avid, observé en él a un hombre entregado a su labor de misionero, preocupado por los olvidados, los refugiados del Darién. No paraba en servir.

Ese día que llegué Avid estuvo atento al enfermo con sus maletas, pues su equipaje no se encontraba y allí estaban sus medicamentos.

Este samaritano no se quedó quieto hasta que logró recuperar el equipaje. Y al día siguiente se aseguró de que el señor estuviera mejor. Yo tenía que viajar el día sábado a Jaqué con él y otras personas que impartían capacitación en el área de Puerto Piña. Él, preocupado por el mal tiempo de esos días, dijo: "Escogí las 4: 00 p.m. porque hay buena marea; además, el tiempo es bueno hoy". A esa hora la embarcación salió rápidamente, porque se le dio asistencia a una señora enferma y en Puerto Piña no hay médicos, solo en Jaqué. Así que él se ocupó de llevarla con otros a la barcaza.

Ese día Avid se quedó. Su viaje se atrasó porque estaba a la espera de materiales que llegaban de Panamá para la construcción de mejoras de vivienda a los refugiados, ya que sus casas endebles no aguantan un aguacero más.

Avid Alvarado tiene tres años de trabajar como coordinador del área del Servicio Jesuita a Refugiados, que lleva este proyecto a la comunidad.

Su preocupación era que habían empezado las lluvias y en los hogares de los refugiados caía más agua adentro que afuera. Todo el fin de semana era ir y venir preguntando cuándo llegaba el barco de Panamá.

En los días que estuve cerca de él nunca observé un hombre malhumorado, siempre tenía un chiste que contar y estaba alegre. Su esposa, que nos dio su acogida en su hogar, hablaba a diario con él y siempre le preguntaba cuándo llegaba.

Las personas que conocí me hablaban de él y del apoyo que siempre brindaba.

SU ESPOSA, SU UNICO SOPORTE

DIAaDIA conversó vía telefónica con la esposa de Avid Alvarado, Agraciada Caicedo, una colombiana que desde hace tres años se unió al hoy desaparecido, con quien pretendía construir una casita más cómoda, pues el lugar donde vive, en Jaqué, es arrendado.

Caicedo precisó que Katia Panezo, una joven de 33 años que se ahogó en este accidente, fue rescatada de las profundidades por Avid, que ya había salido a la orilla pero al saber que Katia no salía se sumergió en las profundidades; sin embargo, él no volvió a aparecer. Aclaró que Katia no era hija de Avid, pero que este la consideraba como tal.

En la embarcación, que tuvo un desperfecto mecánico, viajaban ocho personas, de las cuales seis fueron rescatadas. La misma era operada por el capitán Carlos Rengifo.

Esta tragedia ocurrió al mediodía de ayer.





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