Hace poco me hicieron una cirugía menor. Y me disculparán, pero en contra de mi voluntad tuve que ser atendida en la Caja de Seguro Social (CSS), pues el costo era muy elevado en el hospital donde me atiendo.
Para mi suerte, mi doctora trabaja en el Hospital Susana Jones, así que pedí la referencia con ella.
La verdad, como quien dice "me callaron la boca", no tengo quejas, en menos de un mes todo fue programado.
Sobre todo, me llamó la atención que el personal, distinto con el que se suele tratar en otras entidades de salud pública, era muy amable, atento, se les veía el interés por los pacientes.
Nada de esas "caras de burro en tren", como dice mi mamá.
A Dios gracias, todo salió bien, ese mismo día me fui para mi casa, pero lo más notable fue cuando a los tres días de haber sido operada me llamaron para saber cómo me sentía. ¡Ohh!, eso sí que fue extraordinario.
Imagínese si en todas partes fuera así, si a pesar de los problemas que las personas puedan tener, demostraran una actitud positiva y una buena cara a quienes de por sí están preocupados al ser pacientes de un hospital. Ahí sí que otro gallo cantaría...
Obviamente no quiero volver a pasar por una experiencia similar, pero qué bueno que el personal de este hospital muestre empatía con sus pacientes.