Siempre he sido un hombre muy preocupado y un gran estudioso de la sexualidad y, a mis 31 años, he desarrollado grandes habilidades en ese gran arte de hacer el amor, lo cual, acompañado de mi seguridad y personalidad, hace que algunas damas maten por querer tener sexo conmigo.
El caso es que les doy tanto placer y "claro, yo también lo disfruto muchísimo", pero ahora comienzo a sentirme como un objeto sexual. Entre ellas, sin ánimos de exagerar, hay cuatro compañeras de trabajo, una ex de mi hermano, la esposa de mi cuñado, una vecina y una compañera de trabajo de mi novia, hasta pagan el hotel y todo, con tal de que les haga el amor y si diera oportunidad habría más.
Claro, siempre me protejo muy bien, pero lo peor es que algunas de las compañeras de trabajo ya lo saben y no les importa, siempre y cuando las siga viendo y más todavía se corre la fama. Cada vez hay más chicas, amigas de ellas, que directamente me lo piden.
Lo bueno es que mi apetito sexual no disminuye con las mujeres; por el contrario, aumenta. Algunas de ellas aseguran jamás haber hecho el amor más de dos veces seguidas... ¡imagínate! Eso para mí realmente es un verdadero arte. Moza, dime qué puedo hacer, ya que es una verdadera crisis para mí.
Roberto.
ESTIMADO LECTOR:
Hola. Lo que me cuentas es un verdadero problema, y créeme, no pienso que te estés dando bombos, creo en verdad tienes que arreglar tu vida. Amigo, aunque te protejas, no puedes seguir saliendo con tantas mujeres, porque podría ser peligroso. Aunque no lo quieras reconocer, sí eres un objeto sexual, pero yo no puedo hacer nada, eres tú quien debe decir alto, si no, las cosas no van a cambiar. Piénsalo y verás que tengo razón. Otra cosa, llegará un día que una de esas mujeres te diga que no le gustó. ¡Cambia por tu bien!