Esta vez, no hubo enfrentamientos con los antimotines. Como por arte de magia, cuatro bombas lacrimógenas explotaron de manera simultánea en el patio del Instituto Nacional, lo que provocó la suspensión de clases ayer.
La situación ocurrió a las 8:15 de la mañana, recién reanudadas las clases. Los "aguiluchos" salieron corriendo a buscar aire natural, lejos del humo irritante.
Los más afectados fueron los estudiantes y profesores de primer y segundo año, que se encontraban en los salones inferiores, pues sufrieron problemas respiratorios y lagrimeos.
La vice rectora, Yolanda Romero, señaló que "no se sabe de dónde salieron las bombas, pues el martes se realizó una limpieza en el plantel".
Romero dijo que los trabajadores manuales limpiaron de nuevo para detectar que no hubiesen más bombas. Unidades policiales se apersonaron al lugar y se llevaron los artefactos explosivos. Algis Tang, presidente de la Asociación de Padres de Familia, señaló: "Estamos ratificando que esto sucede por la incapacidad administrativa de mantener la seguridad y aseo correspondiente".
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