Soñé que tenía dos cajas en mis manos y que Dios me había dado, una era negra y la otra dorada. Me dijo :"Pon tus penas en la caja negra y tus alegrías en la dorada".
Hice lo que me había dicho y guardaba en cada caja, según Dios me lo había indicado. Noté que la caja dorada se hacía cada vez más pesada y la negra seguía tan ligera como antes.
Con curiosidad abrí la caja negra para averiguar el porqué, y me di cuenta de que tenía un gran agujero en el fondo, por lo que todas mis penas se habían ido.
Se lo mostré entonces a Dios y le pregunté dónde estaban mis penas.
Él sonrió y me dijo: "Hijo mío, yo las tengo".
Le pregunté: "Señor, entonces, ¿por qué me diste dos cajas?
¿Por qué la dorada y por qué la negra con el agujero?".
El Señor me respondió: "Hijo mío, la dorada es para que cuentes todas las bendiciones que te doy, y la negra es para que dejes ir tus problemas y penas y no los cargues siempre".
¿Cuántas veces nos concentramos en nuestras penas o en supuestas necesidades, y dejamos pasar por alto las bendiciones y los dones con que Dios nos dotó? Muchas.
De ahora en adelante, sólo concéntrate en lo que no tienes, si realmente vale la pena, como un título universitario, la satisfacción de ayudar a otros o el don de ser luz para tu prójimo. Entonces sentirás tu alma como una caja negra con un agujero en el centro.
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