Una mujer de 32 años y casada desde hace siete años obtuvo el divorcio tras denunciar a su marido por prestar más atención a la cría de perros que a ella y a sus cuatro hijos.
El esposo era veterinario y gastaba la mayor parte de su salario en la cría de los canes y, además, no le alcanzaba la plata para los gastos de la casa por alimentar a diez perros.
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