La selección rumana dio la primera sorpresa de la Eurocopa y arrancó un empate sin goles ante una mediocre selección francesa, mermada físicamente y carente de talento, que cayó en el juego que más le convino al rival.
Ya alertó Victor Piturca, el seleccionador rumano, que su equipo no iba a ejercer de comparsa en el "grupo de la muerte", que no se resignaba a figurar en los pronósticos por detrás de Italia, Francia y Holanda. Y lo cumplió. De momento, sacó un punto ante los subcampeones del mundo, a los que, a su vez, desvistió.
Porque, sin los lesionados Thierry Henry ni Patrick Vieira, Francia dista mucho de la selección que concluyó subcampeona del mundo. Y es que ni Jeremy Toulalan tiene los galones de Vieira para llevar el juego de su equipo, ni un Nicolas Anelka recuperado para la causa intimida más que un mal Henry.
Como, además, el conjunto de Raymond Doménech tiene a su mejor jugador en una banda (Frank Ribery) y mantiene como titular a Lilliam Thuram para agradecerle los servicios prestados, el resultado es que esta selección francesa es muy predecible.