Experiencia religiosa

Joyce Baloyes Lobo | DIAaDIA

La pequeña capilla de Santo Domingo de Guzmán, que data del siglo XVIII y alberga hoy al Museo de Arte Religioso Colonial, es sin duda una valiosa cajita de sorpresas.

En su interior, la belleza de las piezas religiosas nos transportan al pasado y nos ayudan a descubrir cosas desconocidas.

Este majestuoso museo exhibe, de forma sencilla, una colección de 220 piezas de la época colonial de los siglos XVI, XVII, XVIII, procedentes de diversas iglesias católicas, donaciones de casas particulares y otra parte la forma una colección comprada por el Instituto Nacional de Cultura a los norteamericanos Worcell y Wassner.

Si no lo sabía, el museo está ubicado en la calle 3ª y Avenida A del corregimiento de San Felipe.

La curiosidad por saber más se va disipando a medida que las puertas se abren y, en el recorrido, las explicaciones de Marcial Rodríguez, la princesa congo, quien labora en el lugar, hacen del paseo toda una experiencia religiosa.

SOBRESALE

Para junio, en un sitio estratégico, salta a la vista la pieza del mes, que es la imagen en óleo de San Luis de Gonzaga. Como todos los meses, Noris Núñez de Álvarez, directora del museo, escoge cuidadosamente, con ayuda del santoral del Almanaque Bristol, el santo a quien resaltarán su memoria. Mirando el almanaque color naranja, nos explica que según el santoral, entre los destacados está el propio San Luis de Gonzaga, el Sagrado Corazón de Jesús, el Sagrado Corazón de María y otros más.

Pero el paseo no termina allí, es inevitable dejar de mirar el dorado altar o retablo mayor, originario de la capilla, que lleva la imagen de la Virgen del Rosario, la cual estuvo pintada de verde, y luego de una restauración se descubrió su vestimenta original, llena de colorido y hasta de oro. Fue construido por la misma persona que hizo el altar de oro de la iglesia de San José, que está en el Casco Antiguo.

Para Marcia, una de las piezas más importantes es el grabado en punta seca de la Virgen Del Carmen, que se hace con un lápiz punta de metal y las finas líneas dan forma a la imagen.

Entre el caminito de piezas, admiramos al Cristo en la Cruz de Marfil, de la Escuela Italiana, que data del siglo XVII, cruz de madera, clavos de plata. De forma perfecta, se ve detallada la anatomía del cuerpo humano, los dientes, lengua y la corona de espinas, que son parte del atractivo. Ni hablar de las campanas fundidas en bronce, procedentes de Natá en el siglo XVII. Al otro extremo está el cuadro de San Pedro, óleo sobre cuero del siglo XVII, que fue el respaldar de un sillón de la Iglesia de Chepo y donado por la profesora Coralia de Llorente.

Muy cerca de éste, hay un precioso ángel tallado en madera, que fue encontrado en Panamá Viejo, y la pieza más antigua es una Cruz Procesional de plata del siglo XVII, procedente de la Catedral.

También se pueden apreciar pequeñas esculturas, que son muestra de la cultura popular religiosa panameña del siglo XVIII, como un arcángel de autor desconocido, pero que se presume es el mismo de los retablos de la histórica iglesia de San Francisco de La Montaña y de las pequeñas esculturas en madera policromada: La Sagrada Familia, El Buen Pastor y el Señor de la Paciencia.

POR QUE VISITARLO

La profesora Noris dijo que el motivo es sencillo, porque los óleos sobre lienzo, sobre madera, cuero, metal; esculturas sobre madera policromada, tallas sobre madera policromada, repujada en plata, pilas bautismales y lápidas, son parte de nuestras raíces, ya que el pueblo panameño es inminentemente católico.

"Llegar aquí quizás al niño no le diga nada, pero al adulto sí le tiene que traer recuerdos de su infancia, de sus abuelos, sus antepasados. Éste es el recuerdo de una época muy bonita que ha quedado atrás y que no podemos olvidar", enfatizó.

REALCE

El Ministerio de Educación, en manos de los profesores de Educación Artística, le han dado mucha divulgación al museo por medio de sus clases.

Sin embargo, las personas encargadas de traer los paquetes turísticos, que realmente inyectarían económicamente al museo, no dejan entrar a los turistas, sólo les dan la guía afuera en el atrio con la excusa de que no tienen tiempo.

Aparte del valor histórico, sentimental y religioso, "aquí todo lo que brilla es oro y original".

Por eso, diariamente los panameños lo visitan, las escuelas primarias, secundarias y hasta preescolares.

ALGO PARA CONTAR

En la época del ‘30, una devota de la Virgen Del Rosario recibió un milagro y ordenó el baño de oro de veintitrés kilates y medio para el año 2, 000. Estudiantes becarios de la Organización de Estados Americanos y del INAC, le aplicaron 1, 000 laminillas de oro más para restaurarlo.

La infraestructura del propio Convento de Santo Domingo es un monumento. En 1678, los miembros de la Orden de Santo Domingo terminaron de construir su convento. Pero el 2 de febrero de 1737, un voraz incendio destruyó la edificación, lo que motivó que los monjes dominicos invirtieran 102.500 pesos en la edificación de un nuevo convento.

Un nuevo incendio, el 21 de marzo de 1756, destruyó nuevamente el convento, por lo que los dominicos sólo emprendieron la reconstrucción de la capilla.

A mediados del siglo XIX, se inició la secularización del convento y en sus estructuras se establecieron negocios, como panaderías, establos y hasta un bar.

Para 1971, la Curia Metropolitana cedió la capilla a la Dirección de Patrimonio Histórico para la instalación del museo.

Terminado el paseo, la religiosidad de un pueblo se ve en los rostros de cada imagen.

HORARIO

A partir de este lunes 12 de junio, el horario del Museo de Arte Religioso Colonial cambia, será de lunes a viernes, de 8 de la mañana a 4 de la tarde. La entrada para adultos B/.1.00, jubilados, estudiantes y universitarios a B/. 0.75. Los niños pagan B/. 0.25 y los grupos B/. 5.00.

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