Aunque no hay denuncias presentadas, en Ciudad Bolívar fueron atacadas una niña y una mujer, por separado. (Foto: Jesús Simmons / EPASA)
Jesús Simmons
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Vivió una pesadilla. Ana, nombre ficticio para proteger su identidad, salió como todos los días para su escuela. El reloj marcaba las 5:15 a.m. Se despidió de sus padres, cuando camino a la piquera de buses de Ciudad Bolívar fue atacada por un encapuchado.
En medio del forcejeo, Ana sintió cómo el hombre, del que solo sabe que era de tez morena y de más o menos 1.60 metros de estatura, le tocaba los senos y le metía la mano debajo de la falda. Además, intentaba arrastrarla hacia un lote baldío para abusar sexualmente de ella.
Como pudo, sacó un bolígrafo que llevaba en el bolsillo de su falda para defenderse; con él, puyó al enmascarado por un costado del tórax y fue así como logró liberarse. En un segundo intento, la tomó por la maleta, pero ella logró escapar del antisocial.
Al llegar a su escuela, rompió en llanto y le contó lo sucedido a su mejor amiga y a los profesores de su escuela, quienes llamaron a sus padres. Estos interpusieron la denuncia ante la Dirección de Investigación Judicial (DIJ).
Debido a este ataque, debe tomar medicamentos para dormir en las noches, y se siente amenazada cuando ve hombres desconocidos cerca de ella.
REACCION
La psicóloga Rose Mary Reyes explica que, a pesar de que no hubo penetración, es casi como si la hubieran violado, por lo que recomienda que esta joven reciba terapia psicológica para trabajar en su autoestima. Los padres juegan un papel muy importante en su recuperación, y hay que apoyarla, dijo la especialista.
SUGERENCIA
Los padres deben buscar ayuda profesional y espiritual para la joven.