Cada vez que ando en la calle, siempre me llama la atención la forma en que las personas escriben anuncios, vallas, mensajes y hasta las rúbricas de amor que ponen en los buses, paredes y cualquier sitio que sirva de lienzo para expresar algo.
Dentro de las muchas atorrancias, y a veces obscenidades que los estudiantes escriben en el transporte público, entre otras personas, me detuve a leer uno que por un momento pensé que era de alguien que no tenía nada que hacer. Sin embargo, lo vi desde otra perspectiva cuando lo terminé de leer.
Confieso que siempre he admirado la cortesía que hay en las personas de otros países cuando se les visita, pero la frase que encontré plasmada en un sillón de un 'diablo rojo' me dejó pensando mucho más.
El texto decía así: "Panameño (a) por tu bien, cuando converses con otro (a) semejante no seas tan vulgar. Afecta la llegada de bendiciones y como persona te igualas al estiércol, fétido y nauseabundo...".
El mensaje está claro. Deduzco que quien lo escribió es un extranjero que ama a Panamá o tiene familiares en este suelo istmeño, y por lo tanto considera que urge que muchos ciudadanos sean mejores.
Lamento que a través de ese medio fuera un extranjero quien sugiera cómo debe comportarse un panameño. En la calle somos el reflejo de lo que se aprende en casa. ¡Pongamos de nuestra parte!