Anonadados y sin palabras.
Así quedaron la madre de Felipe Baloy, María Ramírez; su esposa Eliana, sus hermanos Fernando y Patricia y un grupo de amigos, luego de que el defensa nacional envió a las nubes el balón, al cobrar el penal que le daría la victoria a Panamá sobre Cuba.
Su hermano Fernando dijo ayer a DIAaDIA que una profunda tristeza invadió a todos en la casa, después de esa jugada. "Estábamos reunidos en la casa de Felipe ubicada en Brisas del Golf, observando el partido, y la verdad es que todos nos quedamos mudos, porque sentíamos la confianza de que la iba a meter, pero no fue así", expresó.
Fernando agregó que todos se quedaron mirándose uno a otro y él tuvo que consolar a su madre, porque se puso muy triste.
Luego de que culminó el partido, se comunicaron con el zaguero, quien aún no asimilaba lo que le había pasado.
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