Mujeres con pantalones
Pese a lo dura que resulta la calle, día a día Francisca sale a buscar los reales para su familia.

Marlen Pérez | DIAaDIA

La vida no es fácil, eso es cierto, pero cada día que pasa es un milagro para esas mujeres que con el sudor de su frente, llevan el sustento diario a su hogar. Muchas trabajan en oficinas, en kioscos o de vendedoras, pero hay otras que sudan como "hombre" por cada real que ganan.

Así es, los roles de las personas han dado un giro de 180 grados, tanto así que no es raro ver en nuestras calles mujeres manejando taxis u hombres vendiendo comida, porque eso del machismo ya pasó de moda, ahora lo que impera es la necesidad de ganar plata para vivir mejor, lo que ha roto con todos los estereotipos que encasillaban a una mujer sólo a labores hogareñas o trabajos delicados.

De taxistas, mineras, guardias de seguridad, boxeadoras, buseras, agricultoras, ganaderas, pilotos, electricistas, plomeras, ebanistas, constructoras y hasta antimotines, está lleno este pequeño país y DIAaDIA desea hacerle un homenaje a quienes todos los días se amarran los pantalones igual o más que un hombre.

UNA MUJER CON MUCHO TEMPLE

Con dos hijos a cuestas y muchas ganas de trabajar, llegó desde el distrito de Ocú de Herrera, Francisca Sáenz. Una mujer que esconde tras su maquillaje y cabello arreglado, los 30 años que lleva conduciendo "diablos rojos" por la ciudad de Panamá. En una entrevista muy amena, Francisca comentó que desde joven tuvo que salir de su casa y que por cosas de la vida aprendió a "chequear" el aceite de los carros, cosa que nunca le desagradó a pesar de terminar siempre con las uñas llenas de aceite.

Recuerda que comenzó a manejar buses porque su antiguo jefe le dijo que haría recorte de personal y ella, por temor, aprendió a manejar para asegurarse un puesto en su empleo.

¡Bastante fácil!, considera la busera, fue aprender a manejar. Tanto así que cuando pensó en la opción de conducir para mantenerse, no lo pensó dos veces y pese a las críticas de los demás, emprendió su nueva vida como "chofer".

Gracias a esto, mantuvo a sus pequeños hijos y hasta tuvo dos más siendo ya conductora de buses. "Con todo y barriga manejaba, a veces me incomodaba un poco, pero había que hacerlo, porque tenía que ver cómo los sacaba adelante", explicó la conductora muy contenta con su trabajo.

No todo fue bueno en la vida de esta ocueña. Francisca aseguró que tuvo que cambiar el modo de pensar de sus compañeros, porque según ella, por ser "hombres" pensaban que su trabajo no era bueno, cosa que le enojaba muchísimo. Favorablemente, acotó Francisca, las cosas fueron cambiando a medida que los demás conductores veían cómo ella trabajaba.

Su familia fue muy importante en esta decisión, porque explicó que en vez de criticarle la apoyó muchísimo en el cuido de los niños y en consejos para que no se dejara menospreciar, por ser mujer e interiorana.

MUY FEMENINA

Precaución, respeto y paciencia, son las tres virtudes que gracias a su empleo, esta interiorana ha sabido cultivar. Según ella, es necesario comprender a las demás personas, sobre todo, en un trabajo tan delicado como éste, porque asegura que todos los días son diferentes y cualquier loco en una esquina puede ser su próximo pasajero.

La atención al cliente es su primera prioridad, razón por la que trata siempre de esperar que ellos se sienten para luego seguir conduciendo, porque dice que es "muy feo" que las personas se lleven una mala impresión suya.

Además, afirmó que se entristece grandemente cuando escucha que "debajo de las llantas de un diablo rojo" muere un inocente. Si todas las personas, manifiesta la señora, tuvieran un poquito más de paciencia y no vivieran tan aceleradas, las cosas serían un poco mejor.

Entre tantas cosas, agradeció mucho a Dios porque según ella, Él siempre la cuida y protege. Desde que inicia la faena se encomienda a Él y le pide que le ayude a conducir para cuidar a los pasajeros y a los que están en las calles.

Sola. Nunca le ha gustado trabajar junto a un "pavo" porque los fuertes gritos le molestan y considera que también a los pasajeros.

MILES COMO FRANCISCA

Según el libro Censo de los Hogares Panameños de la Contraloría General de la República, la tasa de desempleo ha disminuido notoriamente, pero no porque el Gobierno haya creado más plazas de empleo, sino porque los panameños se las han ingeniado para encontrar una manera de llevar el sustento a sus hogares.

CURIOSIDADES

Muchas de estas mujeres se ven forzadas a salir a las calles y desempeñar estos trabajos, ya que no tienen a un hombre que les responda ni a ellas, ni a sus hijos.

La mayoría ha ayudado a sus hijos con sus estudios, trabajando de esta manera poco usual.

La impresión de las personas en las calles es cotidiana para estas mujeres, que se sienten plenamente orgullosas de la labor que desempeñan.

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