Con un puñado de maíz se puede atraer a mil palomas, si no me cree, pregúntele a la señora Pascuala Alveo. Ella se dedica a vender bolsitas de maíz en La Peatonal, para que las personas que por allí transitan, puedan darle de comer a las palomas que han encontrado en la Avenida Central un hogar.

Pascuala lleva sólo ocho meses con este trabajito, que más que un sustento, se ha convertido en una terapia. Con voz alegre, pero tenue, Pascuala confesó que este trabajo es para entretenerse, pues su médico le recomendó que saliera de su casa. Ella padece de diabetes y según dice, el médico confirmó que le ha servido muchísimo.

LA FAENA DIARIA

A eso de las 10 de la mañana, comienza Pascuala a instalar su cartoncito, colar el maíz y llenar las bolsitas. Dice que el negocio no da mucho, pero eso no importa. El maíz lo compra a 20 centavos y la bolsita la vende a veinticinco, tras eso tiene que comprar las bolsitas plásticas. Cuando el reloj marca las 5:30 p.m., significa que ya Pascuala recogió todas sus cositas para regresar a casa y despedirse de La Peatonal hasta el día siguiente.

Ahora, con la posibilidad de apertura de La Peatonal, no sabe en qué ocupará su tiempo.

PREOCUPACION

Para Pascuala lo más preocupante no es qué hará, sino qué pasará con las palomitas cuando abran La Peatonal.