Fue una peripecia de 46 minutos. DIAaDIA quiso comprobar nuevamente la odisea que pasan los usuarios del transporte colectivo y en esta ocasión abordamos un bus de la ruta Torrijos- Carter Tumba Muerto (directo) desde la Terminal de Albrook hasta la entrada de Linda Vista. Al subir, los puestos estaban vacíos y las personas podían escoger donde sentarse. Una de las curiosidades que se mostraban en el bus era la cantidad de calcomanías con nombre de personas, un reloj pegado al vidrio del frente para llevar el tiempo y letreros advirtiendo a las personas para no distraer al conductor. Además, un abanico para calmar el calor, pero para uso exclusivo del chofer.

El primer tranque fue en la intersección de Curundú, cerca de las instalaciones del Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA). Al llegar a la parada del Complejo Hospitalario, el panorama desierto fue cambiando y las personas empezaban a ocupar los puestos libres. En este momento, el conductor, que iba despacio al observar que se iba llenando, dijo la frase clave: "Señores, córranse hasta el final, que son dos barras".

Ya en la Universidad de Panamá las personas que iban en los puestos del extremo tenían que ver cómo lograban sujetarse, porque parecía que los asientos son para personas con un peso de 120 libras máximo. A pesar de que los usuarios tienen que ver cómo se sujetan, lo más incómodo es tener que dejar que el que va en el pasillo le sobe sobando los hombros con su cuerpo.

En la parada de la Cervecería Nacional, el calor iba cogiendo cuerpo y el sudor era cada vez más. La ropa se empieza a pegar al cuerpo por el exceso de sudor, con todo y que el día estaba nublado. Aquí, otra vez el conductor vuelve a hablar para solicitarle a los usuarios que se corran hasta el final.

El panorama fue similar hasta que llegó el momento de pedir "parada". Para bajar, hay que pedir la parada con tiempo.