En los años 70, todo buen colegio tenía su buen profesor de música.

El mío, el Ángel María Herrera, de Penonomé, no era la excepción. Nunca olvidaré al profesor Porfirio Méndez, director del coro (al que yo pertenecía) y de la banda.

Sin embargo, también recuerdo con mucho cariño al profesor Carlos Risquit, aunque nunca supe escribir correctamente su apellido.

Lo cierto es que él me hizo interpretar una canción que compuso con motivo del 30 aniversario del colegio, es decir, sus bodas de perla.

Hoy, la recuerdo con mucha nostalgia porque sé que mi colegio cumple este mes su 60 aniversario de fundación.

Han pasado 30 años y aún no he olvidado aquella letra escrita por ese hombre sumamente educado, fino e intelectual.

Dice así: "Al celebrar tus bodas de perla, aquí venimos con gusto a saludarte, oh gran colegio Ángel María Herrera, fuente de hombres que saben apreciarte. Son los alumnos que estudian en tus aulas, muy respetuosos, dignos e inteligentes, ellos se sienten felices de tenerte, como alma máter por gloria les ofreces".

En su coro decía: "Penonomé te adora porque eres su templo del saber, el Zaratí te baña con sus brisas refrescando la mente de todos tus alumnos, el Guacamaya se yergue majestuoso, de lejos te vigila, y tu pueblo recordará orgulloso al gran educador Ángel María Herrera".

Este profesor, de hablar pausado, elegante y correcto, no era de Penonomé, o al menos, a mí no me lo parecía, pero amaba a ese pueblo y a su colegio tanto que lo inmortalizó con su canto. Ojalá que 30 años después, algún docente de música lo ame tanto como él y le haya compuesto otra canción para que sus estudiantes de hoy, la recuerden con cariño tres décadas después.