El canto del "gallito" francés se apoderó ayer de Portugal. Con temple de campeón, talento, sangre fría y una cuota de suerte, Francia inició con el pie derecho la defensa de su título europeo para quedar junto con España y Grecia en la tanda de ganadores.
El Estadio de La Luz, de Lisboa, estaba colmado con unos 65.000 espectadores que estuvieron pendientes de este clásico de gran magnitud.
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