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"DESDE EL TAXI"
Viejo el viento y todavía sopla

Redacción | DIAaDIA

La semana pasada un abuelo salió de un bar del corregimiento de Ancón. Era cerca del mediodía y hacía hambre.

Pero para aquel jubilado no había otro tema que a su edad todavía "levantaba". Y digo esto porque expresó: "Tú viste a la pelá, esa que me saludó antes de que yo subiera al taxi. Ella me conoce y sabe cómo yo la trato". Se refería a una mujer que gana su sustento ofreciendo caricias en aquella cantina de cierto estatus económico.

El abuelo ya entró en confianza y se sentía pechón. También reveló que ya va para los 60 años y es feliz con las mujeres que Dios le permita tener. Hizo un recuento y habló de su segunda y quinta mujer, pero aclaró que no vivía con ninguna de ellas.

Este pasajero habló de sus intimidades como si estuviera en el patio de su casa y con sus amigos de toda la vida.

Quien le escribe solo escuchaba. El taxista le reconoció sus méritos y le manifestó que a su edad era todo un "don Juan". Él solo se rio y respondió que la vida estaba para gozarla.

El taxista, viendo la confianza que su pasajero había depositado, se aprovechó y le echó leña al fuego, pues le empezó a preguntar un poco de impertinencias, a las que el abuelo respondió un par de ellas.

Dentro de toda su alegría, el pasajero le dijo al taxista que tenía una preocupación: su papá estaba en cama, pero que él veía que todavía podía tener relación con una mujer, pero eso se lo iba a preguntar al doctor, pa' conseguirle una mujer a su papá.

El taxista solo le sugirió buscarse una buena nena, que averiguara cuánto cobraba y que le ofreciera más para el trato del viejito, pero todo incluido.





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