Si hay voluntad, la discapacidad no es un impedimento para lograr lo que se quiere.
Este claro ejemplo lo da a diario en Penonomé, Edilberto Alveo, un joven no vidente de 13 años, que logra tocar el acordeón y cantar al mismo tiempo, lo que lo ha llevado a denominarse "El Cieguito Vencedor", porque considera que Dios es su mayor fortaleza.
Él sueña con ser un gran acordeonista, pero sobre todo un Profesor de Música, porque esto le apasiona.
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