González es muy amigo de sus hijos. La mascota de todos es una tortuga llamada "Margarita". Él es oriundo de Cochea Abajo, ubicado en Chiriquí. (Foto: GONZALO BOCANEGRA)
Didier Hernán Gil
| DIAaDIA
Su testimonio es para quitarse el sombrero. El 27 de julio de 2007, la paternidad responsable del cabo primero, Manrique Alonso González, se reafirmó, pues perdió a su esposa Julycza Díaz en un accidente de tránsito. Esto ocurrió en el conocido Puente Rojo de Samaria, San Miguelito. Él es miembro de la Policía Nacional desde hace 10 años y en esa ocasión tenía dos días de haber regresado de La Palma, Darién, pues era fronterizo.
EL MOMENTO DE LA PRUEBA
Aquel viernes, su cónyuge se dirigía hacia la casa que hacía poco había adquirido en Nuevo Emperador de Arraiján, y entre las cosas que llevaba estaba la piñata, pastillas y otros arreglos para celebrar el cumpleaños de su hijo mayor, el domingo 29 de julio.
Todavía hay "checheritos" de ese cumpleaños guardados en un cartucho y Dios mediante, los utilizarán pronto, pues su hijo Manrique anhela celebrar su cumpleaños.
"SON MI TESORO"
La costumbre era que ella se trasladaba a Arraiján con los niños, pero esa vez, él se los llevó más temprano. "Le doy gracias a Dios de que al menos tengo a mis dos hijos, pues ellos también pudieron estar en peligro", expresó.
La vida de este uniformado cambió, pues quedó solo con sus hijos. Al conocer su caso, el ahora director encargado de la Policía, Jaime Ruiz, ordenó su traslado hacia la Policía de Turismo y se le otorgó un horario especial. Otro apoyo clave ha sido su suegra, Nelys Cárdenas, pues cuida de los pequeños Manrique y Carlos mientras él está laborando.
ELLOS Y YO
"Mi relación con mis hijos es algo especial", dijo el cabo, pues anteriormente el rol de aconsejarlos era de su mamá, ya que él regresaba a casa cada 15 ó 20 días de Darién.
"Más que un padre he tenido que ser el amigo de mis hijos. Escucharlos, hablar con ellos y con la ayuda de Dios tengo unos hijos maravillosos", manifestó este padre chiricano.
EL DIALOGO ES FUNDAMENTAL
Contó que como todo niño, hay veces que cometen errores, pero él se ha dado a la tarea de explicarles por qué se portaron mal y cómo corregirlo. Dijo que eso le ha dado frutos, puesto que después de la muerte de su madre, ellos quedaron confundidos y desanimados.
Este año han mejorado en su actitud, las calificaciones son sobresalientes y se muestran colaboradores en casa.
EN PROMESAS
Se conoció que políticos y el Despacho de la Primera Dama le prometieron una beca para sus hijos, pero él ha llegado a la conclusión de que "No es lo que el hombre quiere, sino lo que Dios dispone".
SU RUTINA
El cabo González se levanta de lunes a viernes a las 3: 00 a.m. para abordar el bus en la barriada Emaús Hill (Nuevo Emperador) a las 4: 15 a.m., a fin de llegar a su trabajo en San Felipe antes de las 6: 00 a.m. Luego sale a las 4: 00 p.m. y llega a casa a las 6: 00 p.m. para ayudar a sus hijos a estudiar, hacer tareas, trabajos e investigaciones. En tanto, los fines de semana se encarga de cocinar, lavar y asear el hogar. Los domingos los niños van a la escuelita dominical y en la tarde asiste con ellos al culto.
Con toda esta abnegada vivencia, González, como un hombre creyente, concluyó que "Dios no le pone cargas al hombre, que no las pueda llevar".
Este es el primer año que pasan el Día del Padre los tres solitos.
SOPORTE
González siente que Dios le ha puesto en su camino a muchas personas para continuar con su misión.