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Un esfuerzo premiado
Los biznietos de Apolinar, o "Concolón", como le dicen, no se despegan de él. (Foto: Gonzalo Bocanegra)

Milagros Murillo | DIAaDIA

Gratos recuerdos. Apolinar Gálvez ya perdió la cuenta de los nietos y bisnietos que tiene. Y es que al ser padre de 16 hijos (10 de ellos con vida), sacar la cuenta se hace difícil y más cuando hasta tataranietos hay.

Para este señor de 80 años y oriundo de Tucutí, en la provincia de Darién, el Día del Padre es más que una celebración. Es la satisfacción de ver que el esfuerzo y la dedicación que por años ha tenido junto a su esposa Teódula, han valido la pena.

Criar a tantos hijos no fue fácil, "hemos luchado en la vida para sacar a nuestros hijos adelante", expresó, mientras recordaba que para esto tuvo que trabajar fuerte en la construcción y luego en embarcaciones. Y no ha dejado de hacerlo porque, aunque está jubilado, sigue haciendo "camarones".

Lo más difícil de ser padre ha sido sin duda la crianza. "Gracias a Dios mis hijos se han portado bien, pero la crianza me fue bastante dura, porque a veces no estaba trabajando y tenía que ver qué hacía", expresó.

Este dedicado padre y abuelo se siente orgulloso de su familia y sin duda hoy ellos le demostrarán que el sentimiento es recíproco.

ETERNA ALEGRIA CAROLINA SANCHEZ DIAADIA

"Ella siempre espera que yo llegue del trabajo para dormirse", dijo Pedro Pablo López al hablar de su pequeña niña de ocho meses. Él es padre de tres niñas: Natushka, Génesis y Jennifer. Cuando le dieron la noticia de que sería padre, no supo qué hacer, pero el sentimiento fue de alegría.

López comentó que lo único que le molesta es no tener suficiente tiempo para pasar con ellas. Aseguró que los domingos son días sagrados en los que las pasa con sus niñas. Él es guardia de seguridad con turnos rotativos, pero uno de sus deberes es hacerles el desayuno a las niñas.

ABNEGADO CAROLINA SANCHEZ DIAADIA

En plena faena encontramos a Robinson Triana Solano, cocinando para sus hijos. Él es padre de cinco hijos, a quienes intenta darle un poco de todo, pero sobre todo darle amor y cuidarlos.

Robinson se dedica a pelar maíz en Curundú y en los momentos que tiene libre va a la casa a "echarle un ojo a sus niñas".

De lunes a viernes le toca preparar el almuerzo para sus pequeñas, porque su esposa trabaja. Recordó que lo que más le costó aprender fue a poner los pañales, pero lo demás, ya lo sabía.

UN BUEN GUIA

Apolinar le dice a los padres que sean muy cariñosos con sus hijos y que luchen para darle una buena educación.





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