Ser madre es importante, pero ser papá también. En cinco meses, David Alberto Camargo lo ha comprendido. Ese es exactamente el tiempo que tiene de ser padre.

"Vamos a dar a luz hoy", les dijo el doctor, y el 11 de enero pasado nació Brianna Raquel. Fue un momento lleno de emoción y temor a la vez, confiesa David, de 25 años, pues en ese momento no se sentía preparado para tal responsabilidad; sin embargo, aceptó el reto más grande de su vida.

Para él, este Día del Padre es más que especial, no sólo por ser el primero, sino porque Dios le permitió ser padre. Explica David que considera a Brianna un milagro. Sucede que tanto él, como su esposa Fermina, son portadores del gen de anemia falciforme. El médico les informó que había un 25% de probabilidades de que la bebé fuera anémica, 50% portadora y 25% de que fuera totalmente sana. Afortunadamente, esta última fue la que resultó.

"Prácticamente, no podemos tener más bebés, porque el riesgo es muy alto", concluyó David. Tal vez sea por eso por lo que cada vez que ve sonreír a su hija, siente que el corazón le estalla de emoción.

MAS QUE UN PADRE, UN AMIGO

Dimitri Espino es un hombre jovial. Con esa misma alegría que irradia ha contagiado a sus dos hijos, Lourdes y Dimitri, de 14 y 10 años, respectivamente.

Cuando este caballero se enteró de que iba a ser padre, sintió "miedito" primero, pero después se fue embargando de alegría, "que te llena de la cabeza a los pies", aseguró.

Ya ha pasado más de una década, y a sus 41 años, Dimitri dice divertirse con sus hijos, como si fuera un niño igual que ellos. Tanto es, que confiesa que su hijo lo espera para jugar Playstation.

Es tal su afán de compartir con sus hijos, que Lourdes le pregunta: "¿Todos los papás son así como usted, que siempre está reído, que se la pasa jugando con nosotros?"

GASTOS

David dice que ahora le toca invertir en leche, en purés de frutas, jugos y en pañales.