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Sigue firme, pese a las pruebas
A pesar de su enfermedad y edad, el carisma de Fidel González es contagioso. (Foto: LEYNIS CEDEÑO /EPASA)

Leynis Cedeño | DIAaDIA

Es un buen testimonio. Una vida llena de fe y amor es la que ha llevado el diácono consagrado Fidel González, quien a sus 80 años, y a pesar de sus enfermedades, ha salido adelante gracias a su confianza en Dios y al amor de su familia.

Fidel viene de una familia cristiana del área de Las Tablas y siempre se caracterizó por ser un líder comunitario. Él relató que se graduó de maestro e inició su trabajo en Finca Corredor, en Chiriquí, donde padeció una amebiasis ulcerativa que lo hizo dejar de trabajar.

Su esposa, Leyla María de González, es muy devota de Jesús Nazareno de Atalaya, al cual le ofreció una manda por la salud de Fidel, que consistía en caminar desde Las Tablas hasta Atalaya.

Después de empezar esta manda, días después Fidel es operado en la cuidad de Panamá con resultados satisfactorios, aunque los riesgos eran la muerte o quedar estéril, pero él cataloga esto como un milagro de Dios.

Luego de su recuperación, el diácono consagrado siguió predicando la palabra de Dios y caracterizándose por ser un caminante sin descanso por el bien de su comunidad.

Años más tarde, sufrió un accidente de tránsito que le provocó un coágulo de sangre en el cerebro, razón por la cual los médicos le daban el 99% de posibilidad de muerte o quedar como un vegetal, pero nuevamente Dios le demostró que lo quería en este mundo para seguir proclamando su palabra.

Y fue así que con este testimonio de vida y amor por los demás, se convirtió en uno de los siete primeros diáconos consagrados en Panamá, personal al que se le permite servir a la iglesia en casi todos los sacramentos, lo único que no puede hacer es consagrar pan y vino, perdonar los pecados y dar la extrema unción de los enfermos.

En su diaconado, él aceptó el ministerio de atender a los enfermos y se dedicó a ir a los hospitales a brindarles la palabra y a entregarles la comunión.

DIAaDIA visitó a González en su casa, en Gorgona de Chame, y desde la calidez de su hogar, exhortó a la juventud a que luche por sus sueños y que no se deje vencer por los malos caminos que le ofrece el maligno.

También invitó a los padres de familia a que les presten más atención a sus hijos y a no ser tan materialistas.

Este diácono actualmente no puede cumplir plenamente su labor, ya que solo le funciona el 25% de sus riñones, pero aun así recibe en su casa a todo aquel que necesite un consejo o una orientación.

SOBRE SU VIDA

Después de su primera operación, trabajó de camillero en el Hospital Santo Tomás.

Aunque los médicos le dijeron que no podría tener hijos, después de un año de la operación, engendró a su hija Lourdes.

Perteneció a la Congregación de los hermanos y sacerdotes de Merinol de Chicago.





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