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Artista del amor y el desamor
"El arte es un camino para enseñarles a otros que existen otros caminos". (Foto: Carlos Castro / EPASA)

Rosalina Orocú | DIAaDIA

El artista es como una brújula en el barco de la vida para que atraque en puerto seguro.

El artista es creador, soñador, es poeta.

También, "el artista es filósofo de la vida, pensador de su tiempo. Tiene que enseñar los desafíos. No es un simple contemplador de la vida. El arte es un camino para enseñarles a otros que existen otros caminos. Esa es nuestra misión en la vida", afirma alguien por cuyas venas corre sangre de artista, el Maestro chileno Manuel Tricallotis.

Él expone hasta hoy en el Museo Antropológico Reina Torres de Araúz, MARTA, su muestra "Una huella: entre el dolor y la palabra". Agrega que eso, la misión, el gran desafío del artista, no se aprende y comprende de un tirón.

"Uno lo va aprendiendo con el transcurrir del tiempo, en el desarrollo de sus circunstancias y finalmente es como cuando los griegos rasgan el velo y dicen: ¡Eureka!"

Pero, cuando se toma conciencia de ello, ¡albricias!, pues todos salen ganando. Así es en el arte y con el arte.

Privilegiados los artistas que logran despertares internos por donde van alimentando espíritus.

Continúa su filosofar: "El mundo está lleno de ciegos, de seres humanos incapaces de vivir más allá de sus narices. Los artistas tenemos que contarles que hay un conocimiento sensible más allá de lo aparente, de lo visible. Unos lo hacen por medio de la música, la literatura, la poesía. Otros lo hacemos con la pintura. Tenemos que enseñarles el conocimiento sensible para hacer felices a la gente".

Felices pese a las nubes, porque hay arcoiris. Felices pese a que el amor se apaga, porque el amor es como la siempreviva.

Es su caso, aún tiene vivo el recuerdo de los besos de ella. De la que lo trastornó dos años. De su amor otoñal. A ella le dedica la muestra. En ella y esa marejada de pasión y sentimientos hondos que despertó en él se inspiró Tricallotis.

Hay un dejo de melancolía también en sus pinturas.

"Podría haberme deprimido, estar muy triste, podría llorar... Pinto".

¡Y de qué manera!, sólo tienen que mirar esos trazos, esos colores, la textura, leer lo que ven con los ojos del corazón, lo que gritan sus cuadros: amor, romanticismo, melancolía, pasión.

Sus cuadros son un canto al amor, a la vida, al optimismo, un llamado a darse la oportunidad de amar. Si la relación sobrevive el tiempo o no, es otro asunto. Nadie te quita lo vivido.

Él es del tipo de personas que tiene las actitudes nuevas, que renace día a día. Que registra en su mente y corazón todas esas imágenes, episodios, vivencias, que hacen que valga la pena seguir cantando un coro para que la esperanza siga vistiendo de verde.

Él veta las cosas sin sentido, sin contenido, la vida cotidiana, la que mata, acribilla y finalmente nos deja en la vereda del camino.

Sí, no le queda duda de que la rutina lo mata a uno a plazos.

Por eso es que insta a caminar. Hay que seguir caminando, porque, de todas maneras, aunque el sol se haya puesto, al día siguiente, al alba, volverá a nacer. Una y mil veces.





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