Todo lo que hace el amor de madre. Carlos Arjona Vega, de 43 años, padece de parálisis cerebral, pero eso no es obstáculo para que se desenvuelva igual que el resto de las personas.

Su madre, Marina Vega, expresó que cuando veía a su hijo recién nacido lloraba, sin embargo entendió que tenía que ver cómo ayudaba a su hijo para que le hiciera frente a la vida. "Acepté de manera positiva la discapacidad de mi hijo y en vez de llorar me armé de valor y hasta el día de hoy persevero", dijo Vega.

Cuando Marina recibió el mensaje de que su hijo estaría en estado vegetal, sufrió mucho, pero fue a los ochos meses cuando Carlos movió sus manos para decir adiós y dar besito, lo que le dejó claro que él comprendía.

Era su desconocimiento a la enfermedad lo que le impedía ayudar de lleno a su vástago. Luego de un año y medio, la madre se propuso poner a su hijo por delante de todas las cosas y hacerlo feliz.

"Desde niño siempre estuvo en un proceso de inclusión con los miembros de mi familia, pues a donde iba uno, Carlos también iba", dijo Marina. Tanto es así, que hoy, la profesora Vega trabaja en la Universidad Especializada de las Américas (UDELAS), y es ahí donde su hijo asiste para recibir sus terapias.

CONSEJO

A las madres que tienen niños con algún tipo de discapacidad, Vega les recomendó que no desmayen y que hagan lo que sea por llevar a sus hijos a las terapias y convertirlos en personas independientes. "Sé que es difícil, porque a medida que el niño crece hay que llevarlos a las terapias, pues es una acción que fortalece su cuerpo", aseguró la madre.

Carlos participa de campamentos, le gusta bailar, nadar, ha viajado a los Estados Unidos solo, no necesita ayuda para vestirse y habla.

PROGRESO

Al año sostuvo la cabeza.
Cuando tenía ocho años se sentó.
A los 10 años dio un pasito y a los 14 caminó solo.