
1.
Corbata
Cuando puedas, echa un vistazo al armario de tu padre y descubre cuántas corbatas tiene. Probablemente encuentres allí un cementerio de telas coloridas, muchas de ellas en sus envoltorios originales. Recibir otra, por mucho que te quiera, no va a alegrarle el día.
2.
Calcetines
Los calcetines son útiles, sin lugar a dudas. Conviene tener varios. Sin embargo, los calcetines constituyen el regalo menos elegante del planeta Tierra. Son comunes, vulgares y tienen un rango de belleza y variedad muy limitado. Los calcetines son la representación más gráfica y directa de la falta de originalidad y esmero de quien los regala. Lo peor, suelen venir en ofertas de 3 x 1, lo que es aún un mayor insulto.
3.
Colonia
Ha llegado el Día del Padre y te has olvidado por completo de comprar el regalo. Te metes en el primer supermercado que ves y buscas lo más conveniente, inofensivo y adecuado que se te ocurre: un kit para afeitarse, que incluye espuma y colonia “after shave”.
4.
Productos para la calvicie
Hay grandes posibilidades de que a causa de la edad o la simple genética tu padre se esté quedando calvo. Sin embargo, quienes padecen este problema, no quieren exteriorizarlo.
5.
Aparatos para hacer gimnasia o bajar de peso
No nos referimos a los aparatos profesionales que suelen usarse en los gimnasios, sino a los milagrosos productos ofrecidos en los programas de telecompra, que van desde brebajes y pastillas adelgazantes a instrumentos de forma indefinida que prometen crear abdominales con forma de tablas de lavar ropa con pocos días de uso. Una mejor idea es que salgas a correr con él o juegues algún deporte.
6.
Un disco pirata
Ni se te ocurra regalarle a tu esposo o padre una película o un álbum musical pirateado. Recibir un objeto pirateado es sinónimo de poco cariño. La persona a la que se lo entregas sabe que te costó mucho menos que el original, y la única interpretación resultante de ese acto es tu tacañería. Sin mencionar el hecho de que tu padre se sentirá parte de una red ilegal de compraventa.
9. Regalos reciclados..
No cometas el error de obsequiarle un regalo que tú mismo recibiste y no quisiste. Es más, puede tratarse de algo que él ya vio en tu propia casa. Evita la vergüenza de darle la tostadora que estuvo envuelta durante dos meses en tu propia cocina. Regalar lo que a uno le han obsequiado es uno de los procedimientos prohibidos con las personas a las que uno quiere. Lo mismo ocurre con prendas de ropa usadas y que ya no te sirven.