
Recuerda que hace unos años las legumbres estaban baratas.
Recuerda que hace unos años las legumbres estaban baratas.
Recuerda que hace unos años las legumbres estaban baratas.
Le gusta su trabajo.
Procura tener sus productos bien presentables.
Siempre tiene una sonrisa para sus clientes.
Foto: OMAR PINEDA
Recuerda que hace unos años las legumbres estaban baratas.
Le gusta su trabajo.
Procura tener sus productos bien presentables.
Siempre tiene una sonrisa para sus clientes.
Foto: OMAR PINEDA
Recuerda que hace unos años las legumbres estaban baratas.
Le gusta su trabajo.
Procura tener sus productos bien presentables.
Siempre tiene una sonrisa para sus clientes.
Foto: OMAR PINEDA
Recuerda que hace unos años las legumbres estaban baratas.
Le gusta su trabajo.
Procura tener sus productos bien presentables.
Siempre tiene una sonrisa para sus clientes.
Foto: OMAR PINEDA
Recuerda que hace unos años las legumbres estaban baratas.
Le gusta su trabajo.
Procura tener sus productos bien presentables.
Siempre tiene una sonrisa para sus clientes.
Foto: OMAR PINEDA
Este hombre es oriundo de la provincia de Veraguas y asegura que para él trabajar es la mayor satisfacción que un ser humano puede sentir, porque cuando recibe el dinero que se gana con su esfuerzo es algo que lo llena de orgullo.
Es padre de tres hijos, de ellos, ya dos se graduaron en la universidad, pero todavía le falta terminar de luchar por su hijo menor, quien este año comenzó una carrera universitaria.
González, diariamente, habla con sus hijos y les explica que la situación económica de antes no es igual a la de ahora, y es por eso que se tienen que esforzar más, día a día, para, al igual que él, poder brindarle a su familia buenas cosas.
Este veragüense se levanta temprano para ir al Mercado de Abastos a comprar las legumbres que lleva hasta la Plaza 5 de Mayo, donde tiene su puesto de venta. Durante todo el día, con sol y agua, permanece ofreciendo a los clientes, con buenas palabras, sus productos.
Termina su faena de trabajo a las 9:00 p.m. y luego trata de conversar con su familia para saber cómo está cada uno.
Este hombre es del pensar que mientras se pueda mover, va a trabajar, porque no piensa como sus amigos, que le dicen que cuando están viejos sus hijos los tienen que mantener.
Dídimo tiene 58 años y recuerda claramente el primer día que inició su labor como vendedor, al igual que cuando nació su primer hijo, y la meta que se propuso, y hoy siente orgullo de haberla logrado.