"Es un mensaje de la naturaleza, que nos dice que Cristo existe", es la explicación que le da Seth Macaris a los crucifijos que vende en La Peatonal, y vienen en el interior de algunas especies de pescados.
Macaris admitió que estos crucifijos son propios del esqueleto de un pez que en los litorales es conocido como "bagre", "corvinata" o "congo"; sin embargo, aclaró que tanto en el delfín como en la ballena se puede apreciar este capricho de la madre naturaleza. Resaltó que esta característica es propia de los peces sin escama. Explicó que él los barniza, y en muchos casos los coloca en un pedazo de madera para hacerlos más atractivos, por lo que los vende entre uno y cinco balboas.
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