¿Y los saduceos?

Redacción | DIAaDIA

Todo el mundo habla de los fariseos: Que fueron hipócritas, que Jesús de Nazareth los tildó de sepulcros blanqueados y que ellos, los fariseos, se confabularon para, finalmente, crucificarlo a él. Es más, hoy en día el epíteto de fariseo tiene una alta densidad insultativa.

Pero, ¿y los saduceos? ¿Qué sabemos de ellos? Para empezar, conocemos a los Herodes. Eran dos. El primero fue el responsable de la masacre de los santos inocentes en Belén; decenas de niños asesinados por el temor del rey a ser reemplazado por el recién nacido Mesías. El segundo despidió a Jesús por no haber realizado algún milagro para su entretención; moría de aburrimiento el pobre. Tres cosas tenían en común estos dos personajes, además del nombre por supuesto: No creían en la inmortalidad del alma, tampoco en la resurrección al final de los tiempos y ambos eran muy, pero muy ricos. Las características esenciales de todo buen saduceo.

Imaginémonos Palestina en tiempo de los Herodes. Tierra llena de fanáticos religiosos. El fundamentalismo aún es una fuerza primordial en dicho territorio. Entonces, ¿cómo en medio de tal marea roja, y no por fútbol sino por sangre, podía una secta religiosa afirmar que no creía en el mayor premio prometido por todas las confesiones de fe: La victoria sobre la muerte y aún así sobrevivir? De repente, con la fuerza de la espada y el poder del oro podían hacerlo, o quizás era otro dios al que se referían, ese que hoy en día viste de papel verde. A la postre el resultado fue que los fariseos se inventaron decenas de preceptos para poder enriquecerse sin cargo de conciencia; los saduceos nunca tuvieron esa necesidad, simplemente ejercieron el poder y gozaron de sus riquezas, impunemente.

Lamentablemente, el reino de los saduceos no ha terminado. Aún se sientan en sus cómodos sillones, liban licores finos, admiran las curvas de su última adquisición femenina y dictaminan que las jubilaciones serán a los 85 años para así poder especular en la bolsa de valores de Zimbawe, que hay que inundar comunidades campesinas y que un pueblo entero debe endeudarse por las próximas 10 mil generaciones para que 7 barcos post Panamax tengan servicios de ruta y que las mujeres deben ser castigadas por vivir más años que sus maridos. ¿Estoy exagerando? Esperemos sin hacer nada y ya veremos de lo que son capaces los saduceos.

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