Una marea roja invadió la comunidad de Mocambo Arriba, un poblado que está ubicado detrás del vertedero de Cerro Patacón. Se trata de los estudiantes de la Facultad de Educación de la Universidad de Panamá, quienes ayer, desde muy temprano, sacaron un tiempo para llevar alimentos secos a esta comunidad. Y aunque no todos pudieron asistir, al menos dieron humildemente lo que estaba a su alcance. Esta actividad fue denominada "Un granito de amor".

TODA UNA AVENTURA

Pasada las 10: 00 a.m., atravesaron el vertedero entre moscas y la pestilencia del área. Aunque no fue un ambiente agradable, su objetivo final era compartir.

Expresiones como "no pensé que por acá vivían personas", "oye, cómo hay tanta pobreza, y eso que estamos en la capital" fueron algunas de las reacciones de los estudiantes.

La profesora Dayra Itzel Ruiz, coordinadora de la actividad, manifestó que inició esta idea mientras fue docente en la provincia de Darién, ahora que labora en el campus central, le propuso esta idea a sus alumnos. Es por eso que desde que empezó el semestre, cada estudiante, de cinco especialidades en la rama de Educación, fue recolectando un alimento por semana, hasta preparar una bolsa de alimentos y así poder entregarlo a una familia que esté viviendo mucha pobreza, contó.

"La Facultad de Educación de la Universidad de Panamá está formando hombres y mujeres que dejan huellas positivas en la sociedad", enfatizó Ruiz.

INCREIBLE, PERO CIERTO

Muchas de las familias que residen en Mocambo Arriba dependen del reciclaje, razón por la cual a la orilla de la carretera se ven muchos talleres improvisados con madera y zinc, a otros le sirve hasta de hogar.

¿Cómo hacen para salir de aquí en caso de emergencia? Fue otra de las inquietudes de los estudiantes. Los residentes se limitaron a decir que el transporte tarda mucho en realizar el recorrido, por lo que en caso de urgencia se está a la buena de Dios.

FORTALEZA DIVINA

Pero la travesía en Mocambo Arriba fue acompañada de cantos, oraciones y hasta chistes. Sí, la mano de Dios ha fortalecido a este grupo, pues tuvieron varios percances.

Las familias beneficiadas fueron agradecidas. Tal es el caso de Mercedes Rodríguez, quien reside en una casa de reciclaje junto a sus seis hijos. Ella dejó de coser para atender la visita.

Y al igual que ella, el resto de los moradores que recibieron bolsas de comida se llevó una sorpresa, pues no sólo iban alimentos secos, sino también un pequeño libro del Nuevo Testamento. Rodríguez en agradecimiento invitó a que se dieran una vuelta por su casa para cosechar maíz en quince días.

SE ORGANIZAN

Unos 50 estudiantes participaron de la actividad. Para el próximo semestre, esperan organizarse mejor y ayudar a más familias.