Para muchos padres, es un problema exigir cualquier cosa a sus hijos adolescentes, pero esta incapacidad para lograr que sus hijos obedezcan, puede ser la causa de serios problemas en el hogar.
Durante este largo período de crisis, no es conveniente que los padres mantengan sistemas autoritarios que dirijan la conducta de los jóvenes, ya que con ello, impedirían el desarrollo de su propia autonomía. Tampoco se deben adoptar sistemas permisivos que pongan en sus manos una libertad que sobrepasa su capacidad de discernir. Lo sensato es actuar de una manera progresiva, entregando pequeñas dosis de libertad basadas en el diálogo. Estas dosis se irán ampliando en función de la responsabilidad demostrada.
CONSEJOS:
Comuníquele a sus hijos que si no quieren ser tratados como niños deben ganar su confianza, demostrando que son capaces de dominar sus impulsos y su carácter.
Deben entender que el respeto de los derechos de los demás son el límite de los propios.
Es importante que aprendan a dejar el placer y la diversión por la realidad y a la previsión del futuro.
Y para que el diálogo desarrolle la confianza de los hijos, es necesario:
Tomarlos en serio y no tratarlos como seres inferiores. Conviene no aprovechar cualquier ocasión para sermones. Escuchar con atención lo que ellos quieran explicarle o preguntar.
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