Argentina supo, y sabe, aprovechar los balones en movimiento. Cualquiera de sus elementos, Leo Messi, Maxi Rodríguez, Ángel De María, Carlitos Tévez, son futbolistas que crean opciones de riesgo, apenas recogida una esférica. Saben, de ojos cerrados, dónde ponerla, y para qué.
La ausencia de Juan Sebastián Verón permitió a Maradona contar con un círculo mental más rápido porque, al faltar "La Brujita", de mayor lentitud, se unieron Rodríguez y De María en forma más ágil y más veloz, actuando a la par de los surcoreanos.
Higuaín fue el artillero que destilaba goles, como en el Real Madrid, y el Kun Agüero, a partir del minuto 74, cuando Tévez le dejó su puesto, empezó a combinar con Messi, y hubo en esos 15', dos golazos albicelestes: a los 75' Messi se lleva a sus marcadores, define, primero la oculta Sung-Ryong, vuelve a tomarla Messi, pega en el vertical, y deja solo a Huguaín, que apenas debe tocarla. Luego a los 79', de nuevo Messi habilita a Agüero, levanta el centro, y la frente de Higuaín, hace el cuarto.
Lo importante es mirar hacia delante, y el 4-1 tuvo el pasaje a los octavos de final. Como siempre: Leo Messi fue el mejor. No estuvo a la altura de los acontecimientos, Martín Gastón Demichelis, que obsequió un gol a los surcoreanos, cuando Argentina aún estaba por pararse.