Mostrarán su poderío. Vuelve a saltar al terreno, la sólida escuadra alemana, dispuesta a acabar cuanto antes con la modesta oncena serbia, aunque no sea tarea fácil.
Serbia es la ex Yugoslavia, reducida en su índice demográfico, pero entera futbolísticamente. Alemania debe fabricar cuanto antes, su ídolo como en otrora, llámese Franz Beckenbauer o Gerd Müller, Fritz Walter o Uwe Seller. Al parecer, ya tienen uno: Thomás Müller, que lleva el apellido del máximo artillero, Gerd Müller, aquel astro de los Mundiales de 1970 y 1974, del que curiosamente lleva el mismo dorsal: el 13.
Serbia no es Australia. Y Radomir Antic, director técnico astuto e inteligente, no es el holandés Pim Verbeek, que no encontró el fútbol que buscaba, en los australianos.
Si repiten su actuación anterior, ganará Alemania, aunque por menos diferencia de goles. Bastian Schweinsteiger, Mesut Osil, Lukas Poloski, Miroslav Klose es el póquer de ases, con que cuenta Alemania, para seguir triunfando.