Carta de papá

Redacción | DIAaDIA

Amado hijo: El día que esté viejo y ya no sea el mismo, ten paciencia y compréndeme.

Si cuando conversas conmigo, repito y repito las mismas palabras y sabes de sobra cómo termina, no me interrumpas y escúchame. Cuando eras pequeño, para que te durmieras, tuve que contarte miles de veces el mismo cuento hasta que cerrabas los ojitos.

Cuando estemos reunidos y sin querer haga mis necesidades, no te avergüences y piensa cuántas veces siendo niño te ayudé y estuve pacientemente a tu lado esperando a que terminaras.

No me reproches porque no quiera bañarme. Recuerda los momentos que te perseguí y los mil pretextos que te inventaba para hacer agradable tu aseo.

Cuando me veas inútil e ignorante frente a todas las cosas tecnológicas que ya no podré entender, acuérdate que fui yo quien te enseñó tantas cosas. Comer, vestirte y cómo enfrentar la vida tan bien como lo haces.

Cuando mis piernas fallen por estar cansadas para andar... dame tu mano tierna para apoyarme, como lo hice yo cuando comenzaste a caminar.

Por último, cuando algún día me oigas decir que ya no quiero vivir y sólo quiero morir, no te enfades. Algún día entenderás que esto no tiene que ver con tu cariño o con cuanto te ame.

De la misma manera como te he acompañado en tu sendero, te ruego me acompañes a terminar el mío.

Atentamente, Tu Viejo.

Ciudad de Panamá 
Copyright © 1995-2006 DIAaDIA-EPASA. Todos los Derechos Reservados