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Los veteranos de Chapala
Felícita Sánchez. (Foto: Alexander Santamaría / EPASA)

Jesús Simmons | DIAaDIA

Treinta años no se fuman en pipa. Fe de ello puede dar Felícita Sánchez, quien lleva 30 años y medio trabajando en la Escuela Vocacional de Chapala, en Arraiján.

Cuando llegó por primera vez a la escuela era muy diferente, pues trabaja en la lavandería y tiene la obligación de que todos los muchachos estén bien presentables.

Con esta labor ha logrado muchas metas, una de las más importantes es la adquisición de su casa y la educación que le dio a sus hijos.

Lo que más la llena como persona, es cuando un ex alumno la visita para llevarles chocolates, darle un beso o simplemente decirle tía o madre, como cariñosamente la llaman.

En un futuro, Felícita piensa retirarse, ya que siente que ha trabajado muy duro en su vida. Sabe que merece un retiro en el que pueda por fin descansar y disfrutar de su jubilación.

Mientras que Sixto Vega, al igual que Felícita, es otro de los empleados más antiguos de la escuela. Sus 38 años y seis meses de servicio son testigos de su dedicación.

Cuando empezó a trabajar lo hizo en la sección de los jóvenes inadaptados y con el pasar de los años se desempeñó en muchas otras tareas.

Hoy es el encargado de mantener en buen estado las áreas verdes del plantel.

Su mayor regocijo es que con su trabajo pudo sacar adelante a sus dos hijos, verlos hoy convertidos en grandes profesionales que se desenvuelven y se ganan la vida de forma honrada.

Después de muchos años, Sixto cree que es hora de irse a descansar y disfrutar los beneficios que le dejaron los años de desvelo y sacrificio, que dedicó con tanta abnegación a la escuela que le dio la oportunidad de ser alguien en la vida.

DEDICADOS

Felícita y Sixto cuentan que trabajar con jóvenes de comportamiento difícil no ha sido fácil.





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