Se dice que el perro es el mejor amigo del hombre, pero los lectores de medidores no están convencidos de eso. Ellos lo han comprobado en su labor diaria y es estadísticamente una de las situaciones más peligrosas a la que se enfrentan, además de los maleantes.
Para verificar esta realidad, DIAaDIA se sumó a una jornada diaria de estos trabajadores y hoy les comparte las anécdotas. El punto de encuentro fue la agencia de Elektra Noreste de Los Pueblos. Allí se estuvo antes de las 7: 00 a.m. para conocer la organización de los trabajadores e incluso recibir instrucciones clave. Aunque usted no lo crea, los lectores tienen por costumbre realizar una oración antes de iniciar su jornada.
Alguien que se ha ganado la admiración en este equipo es el electricista Leonardo Eysseric, pues viaja diariamente desde Bejuco de Chame para realizar esta labor. Desde hace tres meses, él se levanta a las 3: 30 a.m. y a eso de las 4: 00 a.m. aborda un bus hacia la capital para llegar a Los Pueblos entre 6: 00 y 6: 15 a.m. Es por eso que es considerado el más puntual.
PARA SOBREVIVIR
Cada lector, con su herramienta en mano, sabe que al salir de la base no debe portar nada de valor, sólo una gorra para el sol con distintivo de la empresa, binoculares, un spray para los perros, una cangurera, zapatos apropiados y dos dólares en el bolsillo para el almuerzo. Ellos son distribuidos en un busito y por ese medio retornan al concluir su labor. Los pronósticos de meteorología son clave para ellos.
"BUENAS, LECTURA DE LA LUZ"
DIAaDIA tuvo la oportunidad de recorrer las veredas de la Barriada 2000 y El Mirador de Torrijos- Carter, San Miguelito, junto a Ariel de Gracia. Una vez en el campo, en la primera casa donde se leyó el medidor, quien contestó el saludo: "Buenas, lectura de luz", fue un perro bravo. El animal estaba encadenado justamente donde se ubicaba el medidor, por lo que los binoculares resolvieron el caso.
Entre las funciones básicas a cumplir es anotar el número del medidor y el registro de lectura. Finalmente, se entrega el comprobante en mano y en otros casos se deja en la puerta de la residencia. Esta labor fuera más amena si los clientes tuvieran sus medidores en una ubicación donde no haya inconvenientes. Pero en este recorrido, se observó medidores ocultos por tendederos de ropa, encerrados en las casas y distantes, por lo que el trabajo se dificulta. Hubo casas en la que el lector, por su estatura, tuvo que subirse a tanques y cercas para poder hacer su labor. Curiosamente, en cada vivienda se notó la presencia de un canino, aunque sea amarrado, pero entre veredas no faltan los perros sueltos y de ñapa, hasta se reúnen a la espera de que pase el lector.
PELIGRO A LA VISTA
La tensión aumentó al momento en que dos muchachos, por el bullicio de los perros, salieron a una vereda y quedaron alerta con la presencia de las cámaras y mucho personal de lectura del acostumbrado. Desde lejos observaban lo que se hacía, luego ambos se acercaron, supuestamente, conversando. Uno de ellos, sin camisa, siguió su camino gritando improperios y todas las cosas de las que era capaz de hacer. De espalda, en su cuerpo se le notó todo tatuado. En tanto, el otro joven se acercó a pedir dos dólares. "En vida real, no ando tocando lo ajeno, pero présteme dos dólares. Manda algo", dijo. Esa fue su presentación y sin complicación alguna propuso que entre las tres personas presentes cada uno le diera un dólar. Por más que insistió, no logró su cometido. Al parecer, se conformó con 50 centésimos y decidió irse no sin antes advertir que "están fichados, tengan cuidado".
bbbDatos clave
Curiosamente, cuando el lector pasó a la vivienda de estos jóvenes reportó que su medidor estaba al revés, lo que representa que hay suministro, más no registro de consumo. Otro dato interesante fue que al mirar el reloj era pasada las 9: 00 a.m. y por la experiencia, es a esa hora cuando los antisociales tienden a levantarse, por lo que su presencia es más marcada en las entradas y salidas de veredas. Cuando eso sucede, es sinónimo de que puede haber problemas.
CARA A CARA
Otro respetado lector es Teobaldo Gálvez, quien tiene 17 años en este quehacer, razón por la que es considerado un libro de referencias y consejos para los más jóvenes. A él le ha tocado enfrentarse a menores delincuentes. La vez que más se sintió acorralado fue frente a tres niños de Cerro Cocobolo, que se le acercaron y le dijeron: "Hola, viejo, ese spray préstamelo". No puedo, le contestó.
Los pillos se le atravesaron en el camino y lo retaron mientras fumaban marihuana. "Me lo das o te lo quito", advirtieron. A Gálvez sólo le quedó responder, "si tú crees que me lo puedes quitar, hazlo". Poco a poco retornó al auto donde metió el resto del equipo que cargaba. Luego los menores tomaron el reto en serio, se cubrieron el rostro con gorras y lo iban a atacar cuando apareció una pastora y este incidente no pasó a mayores.
"Dale gracias a Dios y a la sierva", fueron las últimas palabras de aquellos pillos.
Teobaldo expresó que cuando le toca recorrer áreas como Santa Marta y Samaria se encomienda a Dios. Otra anécdota que lo marcó fue en el sector La Porqueriza de Pueblo Nuevo, donde prácticamente quedó privado de su libertad, ya que en una casa habían cortado la luz y los malandros le obstruyeron el paso y le dijeron: "Usted la va a pagar". Pero logró salir.
LA HERRAMIENTA BASICA
Esta fuerza laboral utiliza un lector conocido como "PDA", que tiene opciones de fotos, videos, videojuegos, entre otras. Este equipo fue adquirido por Elektra Noreste en enero, pero se empezó a utilizar en febrero y todavía los proveedores les ofrecen algunas orientaciones. El lector anterior era el "PDT", que es más de mayor tamaño y cuando era robado no ofrecía ningún beneficio, por lo que luego vecinos del área del robo la encontraban en las tinaqueras y algunas veces la devolvían a los lectores. Se conoció que de estos últimos lectores fueron robados cinco. Aunque la tecnología está a su favor, es preciso mencionar que hace 17 años la lectura de medidores se hacía a mano.