"Para mí, mis hijos nunca crecerán y todos son iguales", son las palabras de Edwin Rodríguez, quien es padre soltero de cuatro jovencitos: Edwin, de 19 años; Javier, de 16; Antony, de 14 y Kevin, de 10 años.

La vida para este hombre ha sido de mucho sacrificio, pues sus hijos padecen de hemofilia y, entre correderas a los hospitales, la escuela, atenderlos y el trabajo, ha centrado su vida para llevarlos hacia adelante. "No les puedo ofrecer mucho a mis hijos, sino que todo mi amor, apoyo y comprensión, pero siempre les aconsejo que estudien para que sean hombres de bien", dijo Edwin mientras miraba los rostros de sus vástagos y estos le escuchaban atentos.

Todas los días a las 4: 00 a.m., Edwin se levanta para ir hacia su trabajo, pero no sin antes despertar a Kevin, de 10 años, y decir "me voy" para que sus hijos sepan que sale de casa. A las 8: 00 p.m., regresa a su hogar, donde lo esperan los chicos que le preguntan qué tal le fue en el día de trabajo.

Edwin le da gracias a Dios por tener a sus hijos a su lado, porque verlos sonreír lo hacen feliz y lo motivan a seguir luchando cada día más. Son muchos los momentos de angustia que ha pasado la familia Rodríguez, pero desde hace dos años obtuvieron una vivienda en el Sector 4 de Santa Librada, hecho que les cambió la vida.

Expresó que de sus niños, Javier es el más delicado, ya que es el que ha estado hospitalizado más tiempo.

Kevin, el menor de los hijos, dijo que su padre es responsable y que siempre que es quincena los lleva a pasear a todos, y que esta es una tradición que hace desde que él era chiquito.

Edwin le pide al Señor salud para sus hijos y para que él pueda seguir adelante.