Un caramelo lanzado por un espectador, y que se le clavó a David Bowie entre el párpado y su ojo izquierdo, estuvo a punto de arruinar el concierto en Oslo del cantante, quien tras ser atendido, decidió seguir actuando. El artista tomó el micrófono y se dirigió al público, maldiciendo a quien le había lanzado el objeto. "¿Dónde estás? Es fácil desaparecer en la multitud, maldito idiota. Te encontraré", dijo Bowie a su anónimo agresor.
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