No son muchos los padres que pueden elegir cambiar su trabajo para estar más cerca de sus hijos, pero con un poco de esfuerzo se puede lograr. Aun careciendo de riquezas, Mauricio Roque lo hizo.

De tener un puestito de venta de frutas estable en Calidonia, decidió dejarlo todo para estar más cerca de su hija de 13 años y su hijo de 8. La decisión no fue la más fácil, pues aunque su esposa le aseguraba que las cosas iban a salir bien, Mauricio no confiaba en que iban a tener éxito, ubicando un puesto de venta de frutas y legumbres frente a la puerta de su casa, en el sector 2 de Santa Marta.

"Yo no quería vender aquí, la idea fue de mi mujer. Primero pusimos una mesita chiquita y tuvimos una gran acogida; ahora hasta gente de San Miguelito viene hasta acá a comprarnos", contó Roque.

La mesita pasó a ser un kiosco más elaborado con hierros, madera y un toldo para protegerse de las lluvias. La amable atención de Mauricio y su esposa Martina, además de lo fresco de sus productos, han hecho del humilde negocio una próspera microempresa.

Con el mismo empeño de antes, quizás ahora con un poquito más, Mauricio trabaja desde las 5: 30 a.m. hasta las 7: 00 p.m., siempre ayudado por su esposa.

"Yo estoy educando a mis hijos bien y aquí estoy con mi mujer desde hace 18 años, pues me ha salido buena, ella me ayuda en todo". Sin duda, su sueño de ser un gran empresario se hará realidad.

Fotos: Alexander Santamaría

PERSEVERANCIA

"No se echen para atrás. Cualquier cosa que se propongan, siempre se sale adelante", aconsejó Mauricio.