Luego de que en la era soviética estuviera prohibido escuchar la música de Los Beatles, ahora Paul McCartney deleitó el domingo a unos 50.000 espectadores en la Plaza del Palacio de San Petersburgo, en lo que fue apenas su segunda presentación en Rusia. Los asistentes tuvieron que formar largas filas para pasar por detectores de metales y todo.
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