Mundo de ilusiones

Diamar Diaz Nieto | DIAaDIA

Sus amigos lo consideran como un ser dulce, reservado, espiritual y bondadoso.

Todas estas virtudes que sus allegados le resaltan son las que han llevado a Edwin Aparicio a descollar en el mundo de la decoración, sobre todo al momento de arreglar con flores.

Edwin es un chico que no desaprovechó la oportunidad que le ofreció la vida para aprender a decorar, a pesar de que nunca pasó por una universidad para aprender este delicado arte.

Indicó que aunque ese fue su sueño, Dios lo encaminó hacia otras áreas.

En su curriculum destaca el haber vestido toda clase de bodas, quinceaños, bautizos y hasta entierros.

Subrayó que como sabe que la situación económica está difícil, le pregunta a quienes lo contratan cuánto pueden pagar.

AMOR A DIOS

El aspecto religioso también lo ha marcado, ya que ha ofrendado 25 años de su vida a participar en todas las actividades de la iglesia de San José en el Casco Antiguo, sector en el que nació y creció.

A esta parroquia, dona todo su arte, sobre todo el Jueves Santo, fecha en la que hilvana entre pensamientos y oraciones lo que quiere representar en el monumento para el Santísimo Sacramento. Además, puntualizó que confecciona las andas que salen el Miércoles Santo en la parroquia de la Divina Misericordia.

Añadió este pequeño empresario que la clave de su atinado y fino gusto para arreglar es que lo hace todo con amor, ya que es el motor que mueve su vida.

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