En algo cotidiano se ha convertido el tradicional y hasta esperado cierre de calles que protagonizan los empleados y funcionarios de la CSS diariamente.

Para los transeúntes, la hora ideal para tomar otras rutas es al mediodía, porque con más seguridad que la propia muerte confiesan que, sin duda alguna, no podrán transitar por las vías.

Lo mismo opinan los familiares de pacientes y universitarios que deben caminar largos tramos para salir del área, mientras que para los que irremediablemente tienen que presenciar el piqueteo, se ha convertido en algo agradable, pues aseguran que al menos se entretienen con los tan famosos cantos y coreografías que los funcionarios realizan en las afueras de la institución, alusivos a la tan desgastada y mencionada Ley 17.